sábado, 12 de diciembre de 2015

Charfi y Bidar: dos miradas al Islam

Después de las brutales matanzas ocurridas en París Francia se ha visto obligada a la derogación temporal de algunos derechos humanos no fundamentales incluidos en la Convención Europea en esta materia. Ello conlleva la ampliación de los poderes policiales y un recorte transitorio de libertades en favor de la seguridad ante la real amenaza que representa el Estado Islámico. Sin embargo, parte importante de esta batalla contra organizaciones armadas como Al-Qaeda, Jabhat Al-Nosra y Daesh puede provenir del propio pensamiento musulmán constantemente afectado por su despiadada violencia.
Es por ello que voces como las del académico tunecino Mohamed Carfi adquieren tanta importancia para entender el surgimiento de estos grupos. En su obra Islam y libertad: el malentendido histórico (2001) Carfi defiende un Islam liberal y de concordia. El mismo que dio origen a una gran civilización en donde distintas comunidades religiosas pudieron cooperar durante siglos de manera armoniosa y fructífera. Todas las religiones se transforman en el tiempo, según este pensador, un ejemplo de ello es el cristianismo actual que poco tiene ver con el que impulsó las cruzadas, creó los tribunales de Inquisición y juzgó a Galileo por sus ideas sobre el universo.
El islam no es una política, es una religión popular y tranquila: en el sentido en que es una respuesta humana a la lacerante cuestión de la vida y la muerte y un medio para calmar la angustia de la existencia. Dios inspiró a Mahoma un mensaje de amor de fraternidad y de paz Este hombre fue perseguido por los suyos y se defendió. Salvo esta defensa su mensaje es un mensaje de paz y de concordia. La mayoría de los gobernantes árabes laicos han adoptado, según él, una modernidad vacilante, asociada al autoritarismo e insuficiente por falta de democracia. La confusión del derecho con la Sharia o ley islámica ha llevado a una petrificación jurídica y jurisprudencial, política y cultural del mundo musulmán a partir de su rigurosa observancia.
El filósofo Abdennour Bidar en su Carta abierta al mundo musulmán se pregunta porque ese monstruo innoble llamado Isis robó la cara del Islam y no otra para justificar sus depravadas acciones. Le reprocha al islam la negativa en reconocer que este monstruo nació de su vientre, de su descuartizamiento entre pasado y presente, de su incapacidad de encontrar su sitio en la civilización humana. Bidar señala la impotencia del mundo musulmán en construir democracias sostenibles en las cuales sea reconocido el derecho fundamental a la libertad de conciencia frente a los dogmas de la religión y se garantice a las mujeres su derecho a la igualdad. El percibe en las comunidades musulmanas del mundo conciencias fuertes y libres pero condenadas a vivir su libertad sin reconocimiento y sometidas a los riesgos y peligros frente al control comunitario y a la policía religiosa. Finalmente, el reafirma su fe en islam diciendo “Islam soy uno de tus hijos. Creo en ti, en tu contribución para hacer de este planeta un lugar más humano y a la vez más espiritual! Salâm, que la paz sea sobre ti”

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