domingo, 11 de diciembre de 2011

Maicao, sitiada y sola ante el terror

La reciente explosión de un carro bomba en Maicao con saldo de tres víctimas mortales es la última de una serie de acciones violentas que deben llevar a las autoridades nacionales a adoptar medidas proporcionales a la gravedad de los hechos. La sensación extendida hoy entre los habitantes de la ciudad fronteriza es de profunda impotencia, soledad y miedo.Ni sus coterráneos guajiros ni sus connacionales parecen comprender el drama que vive esta población, cuya situación económica ya de por sí es alarmante. Esta ciudad parece ser una nueva pieza estratégica dentro de un escenario de transacciones económicas, bélicas y políticas en la que su suerte es negociada por poderosos actores.

Y no es que Maicao haya gozado en el pasado de una paz idílica. Entre el 2002 y el 2010 sus habitantes vivieron bajo la férrea ocupación paramilitar. Como consecuencia de ello, funcionarios públicos, indígenas, periodistas, comerciantes, vendedores de combustibles, educadores, campesinos y abogados fueron asesinados en un número que aún está por precisar y que hace parte de esas memorias no develadas del horror.

Según afirman muchos ciudadanos, el espacio dejado por las AUC fue suplido por guerrilleros de los frentes 59 y 41 de las Farc que controlan gran parte del área sur del municipio, en donde vuelan gasoductos, cobran cuotas a los transportadores de gasolina, exigen ganado a las comunidades indígenas y cierran un cerco implacable sobre Maicao. Adentro, en la zona urbana, la situación no es menos tranquilizante.
Se reportan reclutamientos, actividades de milicias y hasta patrullajes nocturnos. Los avisos de viviendas en arriendo han aumentado en la ciudad y una situación de desplazamiento tácito, no masivo, pero que se efectúa gota a gota de manera inexorable, empieza a crecer con el silencio como trasfondo.

No hace muchos días la Policía del paso fronterizo de Paraguachón fue atacada por un grupo importante de guerrilleros. La noticia fue registrada como un hecho menor, pese a que pudo dar motivo a un incidente de carácter internacional. ¿Cuáles hubiesen sido las repercusiones mediáticas y políticas si un hecho similar hubiese ocurrido en la frontera de Cúcuta o Ipiales?
Lo que ha marcado el paroxismo de la crueldad fue la explosión de un vehículo en la calle en donde se encuentra la estación de Policía local. ¿Qué buscaba esta acción terrorista? Las víctimas mortales fueron dos inocentes niños indígenas y un modesto vigilante.

Ha afirmado el sociólogo Jean Baudrillard que una acción terrorista no solo es la denegación de todas las instituciones de representación sino que implica otra denegación: la de toda determinación y toda cualidad puesto que apunta a una indistinción asesina que tiene entre sus víctimas preferentes al individuo anónimo e indiferenciado. Por su violencia ciega y anónima, sus autores tratan de encuadrarlas en una especie de democracia impersonal de la muerte buscando asemejarlas en sus resultados con las grandes catástrofes naturales.

Traer la paz a Maicao exige la enérgica voluntad del Estado colombiano y requerirá también de la sincera y eficaz cooperación de nuestro país vecino. Entretanto, las gentes de esta sufrida ciudad conforman hoy una especie de mayoría silenciosa compuesta por individuos que disimulan serlo, como una forma de protección y de preservar su identidad.Ellos recurren al silencio como un arma frente a un tipo de orden ilegítimo que los ha convertido en caricaturas de ciudadanos ejerciendo un poder violento que no es reconocido ni otorgado por esa mayoría.

Por Weildler Guerra C.
wilderguerra@gmail.com




jueves, 1 de diciembre de 2011


Tía Isis: la épica intima de un linaje (1924-2011)

“La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente”  (Francois Mauriac)

Aun no se han encontrado las llaves del emblemático y misterioso baúl que te acompañó por tantos tiempos y paisajes y ya han aparecido en tu alcoba muestras de como organizabas tus recuerdos. Fotografías de décadas distintas en blanco y negro donde aparecen hombres y mujeres vestidos con las modas de la mitad del siglo pasado, figuras patinadas por la humedad, el encierro y los años, algunas en colores en donde aparecíamos de niños mientras  nos mirabas con ternura. Imágenes guardadas con cuidadoso amor en tus muchas horas de soledad. Los lugares son familiarmente predecibles y marcan la ruta migratoria del matrilinaje: Carrizal, Uribia, Riohacha, Bogotá. Guiaste a los miembros de tu tribu huyendo del aislamiento y el ocaso material de los poblados del norte de la Guajira, dejando atrás la esterilidad dolorosa de las guerras, siguiendo siempre el camino que tuviera el rastro fresco de la esperanza. 
Pensamos que eras tan sólida como el cerro antiguo de Kamaichi, tan eterna como las tortugas de piedra de Pajara. Habías sobrevivido a una peste de tifo en 1948, al incendio de la casa familiar en Uribia en 1953, a un percance en el Caribe que te dejó varios días a la deriva en una embarcación en 1970. Viviste las tragedias familiares, la mutilación del ganado de tu abuela Conchita Uliana, la decadencia de la pesca de perlas, el hostigamiento de la policía conservadora en la capital de la Comisaria, un matrimonio breve y una viudez joven. Celebraste en octubre tus 87 años con el brío y la armonía de una abeja mielera. ¿Quién podía pensar que eras mortal?
Tenías un espíritu bizarro moldeado por el viento del nordeste,  el ardor y  la luminosidad de las salinas. Ese carácter de turpial cerrero, esa bondad de ángel malhumorado  fueron los que te ayudaron a abrirte paso en la Riohacha de los años sesenta y setenta. El contorno indígena de la ciudad rebosaba de asentamientos del clan Uliana, tu clan. No te fue difícil ser querida y aceptada por ellos. Habías heredado de tus mayores el ideario del liberalismo. Recordabas que durante la guerra de los mil días tu abuelo Ramón Pana suministraba en Carrizal fusiles traídos de las islas al ejército del General Uribe Uribe. Fuiste, sin desearlo, concejal de Riohacha por ese partido. Así te convertiste, junto con tía Josefa Iguarán Uliana , en una de las pioneras de las luchas de tu gente cuando aún no existía el movimiento indígena. ¿Quién se acuerda tía?
Te atraían las empresas llenas de dificultades. Ayudaste a crear las grandes compañías pesqueras de La Guajira: Mariscos del Caribe, Provimar y Café, Colexpesca. Con tu partida quizás se pierdan para siempre  la voz de Guillermo Iragorri o  el último  gesto de Humberto Schiappa. Eras capaz de atravesar las salinas de Sarampión y Ahuyama en un crudo invierno, podías pasar una noche en vela atascada en un arroyo o procesando la carga al pie del hostigante fuego. Algunos no te correspondieron. Como en la política descubriste que en los negocios también abundan el incumplimiento y la ingratitud.
Tía Isis, eras el espíritu práctico y enérgico que animaba y mantenía la unidad de todas tus hermanas: Iris, Isila. Ilba e Isela. Sin embargo, con tu hermana Isila constituiste un indisoluble binomio que lideró la marcha de una estirpe, que guió a los suyos a un lugar promisorio a través de los vericuetos de la geografía y del tiempo enfrentando peligros cambiantes en un universo gobernado cada vez más por extraños. Podías también dar a tus seres cercanos la más profunda ternura. Aunque fuésemos hombres maduros nos encaminabas en las noches hasta las esquinas oscuras para protegernos de cualquier peligro. ¿Quién  seguirá ahora con la vista nuestros pasos al alejarnos de la casa?
Eras como la gente agua de la mitología wiwa que sirve a todos menos a sí mismos.      
Es navidad. Suena la música de esta temporada que ahora lacera el alma.  ¿Como el mundo puede continuar sin ti? Borges ha dicho que todos los hombres nos sabemos inmortales aunque nos juzguemos contingentes y efímeros y por ello en las despedidas no debe haber énfasis. Sabemos que en la eternidad reanudaremos este antiguo dialogo. Quizás el cielo cristiano se parezca a las anchas estepas de Manuya’alu’u.  Entonces ya eres feliz.  
Esta es tu historia Isis Curvelo que también es la épica intima de un apüshii. Solo algo no podemos prometerte: el olvido.     
 

Por: Weildler Guerra Curvelo







domingo, 30 de octubre de 2011

Los restaurantes y nuestra cocina regional

Un destacado investigador colombiano, amplio conocedor de la historia y la cultura del Caribe, contaba que habiendo llegado desde Bogotá a Sincelejo para participar en un evento académico quiso deleitarse con un plato representativo de la cocina local y pidió en el restaurante del hotel en el que se alojaba un añorado mote de queso.La fulminante mirada desaprobadora del mesero y su enérgica negativa le hicieron sentir como si hubiese dicho una obscenidad.

¿Sienten vergüenza los dueños de restaurantes de nuestras cocinas regionales?

Afirma el chef Andrés Ugaz, fundador del Centro de Cocinas Regionales en el Perú, que un restaurante turístico justamente recibe ese nombre porque en su carta se encuentran platos representativos del lugar.
La cocina, considera el peruano, es una de las pocas manifestaciones culturales que ha logrado mantener el orden territorial natural en nuestros países desde los insumos y productos que delinean territorios.
Sin embargo, en muchas de las capitales departamentales del Caribe colombiano es difícil encontrar platos locales en las cartas de los restaurantes aun en aquellas ciudades como Riohacha que han gozado históricamente de un variado y extenso recetario local.Cuando recibimos invitados interesados en degustar los sabores regionales las poco imaginativas cartas ofrecen solo un convencional y repetido conjunto de platos de la cocina internacional que carecen de toda sorpresa para el visitante interesado en expandir su experiencia gustativa. Con ello acercamos lo lejano pero también alejamos lo cercano.

La cultura culinaria supervive principalmente en los hogares y los modestos puestos de cocina popular. Sin embargo, los dueños de estos últimos en muchos casos no son conscientes del inmenso valor patrimonial de sus preparaciones por lo que queriendo mejorar alteran la gramática tradicional de su propia comida creando combinaciones heréticas para nuestras abuelas. Ellos requieren apoyo especialmente en capacitación, otorgamiento de pequeños crédito y acompañamiento institucional.
Promover la valoración de nuestras cocinas regionales es tarea urgente de académicos, dueños de restaurantes y puestos de cocina, portadores de la tradición culinaria, funcionarios vinculados con el sector, entidades financieras y consumidores.Por ello en Riohacha el Banco de la República y la Cámara de Comercio de la Guajira realizarán el próximo tres de noviembre el I Simposio La cocina importa cuya conferencia inaugural estará a cargo de Hernando Torres-Fernández Ministro Consejero de Asuntos Culturales de la embajada del Perú en Colombia quien hablará del gran salto de la cocina peruana.

Este evento contará además con la presencia de reconocidas autoridades en el tema como Lacides Moreno, Esther Sánchez y María José Yances. El simposio se cerrará con un concurso de arroz de chorizo por ser un plato emblemático de la cocina guajira tradicional y que se encuentra en riesgo ante el avance desaforado de las hamburguesas y las salchipapas.

El reto consiste en preservar una cocina con identidad pero con capacidad creadora. Por ello el Simposio deberá consolidarse y realizarse anualmente en la capital guajira. Como ha escrito el antropólogo Sideny Mintz “una cocina no puede existir a menos que cuente con una comunidad que prepare su platos, los coma, opine sobre ellos y sostenga diálogos en torno a estas opiniones”.

Por Weildler Guerra Curvelo
wilderguerra@gmail.com


Los restaurantes y nuestra cocina regional | El Heraldo

Los restaurantes y nuestra cocina regional El Heraldo

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domingo, 16 de octubre de 2011

CASO QUE AUN PERMANECE ABIERTO

Weildler Guerra Curvelo

Con gran despliegue publicitario una de las grandes cadenas de televisión colombiana anuncia la llegada al país del programa  Caso Cerrado producido por la cadena Telemundo. Conducido por la cubana Ana Maria Polo  el formato de Caso Cerrado es similar al de otros “talk shows” hispanoamericanos dirigidos a un público con escasa formación. Con el ánimo de impartir justicia se presentan ante su estrado diversas situaciones  de la vida real que con frecuencia incluyen querellas intrafamiliares, malformaciones físicas, abusos sexuales y, en general, una diversidad de dramas sociales que atraen la innata curiosidad del televidente  por las desgracias ajenas. En ocasiones tales casos son presentados bajo la forma de periodismo investigativo pero en la práctica se acercan más a un modelo ampliamente extendido de voyerismo y entretenimiento morboso.

Un arquetipo extensamente conocido de estos  programas es el de la peruana Laura Bozzo conocido como Laura en América. Este contemplaba diariamente una  prolongada inmersión  en las profundidades de las degradaciones humanas presentando casos donde se denigraba a las personas presentándoles como acosadoras, violadoras e incestuosas.  Quienes participaban en tal farsa obtenían a cambio incentivos económicos. La indignación en el Perú fue tal que su programa televisivo fue considerado casi de manera unánime como una vergüenza nacional. Pero la propia vida de Laura se parecía a una de sus emisiones  ya que en el año 2002 fue encarcelada por haber estado al servicio del régimen dictatorial  de Alberto Fujimori. Rechazado enérgicamente en España y Ecuador su programa fue suspendido en Chile en donde  la Comisión Nacional de Televisión consideró que afectaba la dignidad humana por la vía de la humillación.

Y ahora llega a Colombia Caso Cerrado que ya estuvo en el pasado con escasa audiencia. Este   se presenta como un programa basado en hechos reales cuidadosamente investigados antes de ser presentados a los televidentes. Ello no es cierto. La mayor parte de sus programas son montajes y en varias ocasiones el público hispanoamericano ha detectado en ellos a reconocidos  actores profesionales. Para corroborar lo anterior solo es necesario recordar el vergonzoso suceso ocurrido el año pasado entre los responsables de Caso Cerrado y los miembros del pueblo wayuu.            

Pagando varios miles de dólares a un puñado de colombianos necesitados de ingresos, les  colocaron atuendos indígenas e hicieron un montaje denigrante sobre esta cultura amerindia. Para atraer el morbo de sus espectadores aseveraron que los wayuu practicaban la mutilación genital femenina a sus niñas. Las actrices  aseguraron ser indígenas que habían sido víctimas de tal práctica en su infancia. La experta en cultura wayuu que llevaron al escenario resultó ser una fotógrafa de Valledupar, el palabrero una especie de chaman apache. El programa fue visto por millones de personas que enviaron  incontables   mensajes en contra del pueblo wayuu. Las fundaciones  que adelantaban programas  en favor de la niñez indígena sufrieron el retiro de sus habituales donantes. Ni la cadena Telemundo, ni los responsables de Caso Cerrado, ni la presentadora Ana Maria Polo ofrecieron la menor disculpa a los funcionarios consulares colombianos o a las autoridades tradicionales  indígenas.  Hasta hoy no han rectificado su infame afirmación y mientras sea así seguirá abierto.

Su llegada se anuncia   con gran despliegue como si fuesen heraldos de la civilización pero en realidad estos programas forman parte de algo que puede ser llamado las cloacas de la entretención.
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wilderguerra@gmail.com

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Caso que aún sigue abierto | El Heraldo

Caso que aún sigue abierto El Heraldo

jueves, 13 de octubre de 2011

Weildler Guerra: Buscando la villa de Pedraza | El Heraldo#.TonQyoX...

  Buscando la villa de Pedraza 

La travesía de la Expedición Padilla por el Caribe colombiano llegó el dos de octubre en  la capital guajira a su punto culminante. En la tierra natal de este gran marino y ciudadano se realizaron diversos actos conmemorativos en el día en que se cumplieron ciento ochenta y tres años de su despiadado fusilamiento. Uno de los objetivos de la Expedición es el de exaltar la vida y obra del general de división José Padilla López por sus aportes a la República y aprender de sus lecciones. Padilla - ha dicho la historiadora Aline Helg - es parte de esas figuras militares que se habían distinguido en los campos de batalla, negros, indios, mestizos, zambos y mulatos que fueron marginados por la misma república que habían ayudado a establecer. Padilla simboliza mejor que nadie en Colombia, según ella, este proceso de ascensión en la guerra y frustración en la paz.

Sobre su origen persisten vacíos e interrogantes que han inquietado a sus biógrafos, uno de ellos es el de la precisa localización de su lugar de nacimiento. Casi todos los autores coinciden en que nació en Villa de Pedraza en 1784, si nos atenemos a su propia declaración en el brevísimo proceso que culminó con su muerte en 1828 cuando afirmó ante sus interrogadores tener cuarenta y cuatro años y ser natural de Riohacha.

Pedraza, situada en el camino que conducía de aquella ciudad a Maracaibo, era parte de los poblados dirigidos a proteger esa importante vía y a controlar los intermitentes alzamientos indígenas. Fue fundada por primera vez por Manso de Contreras, gobernador de Santa Marta en 1594. Vuelve a aparecer como parte del proyecto de Bernardo Ruiz de Noriega a mediados del siglo XVIII quien, a cambio de obtener licencias para importar esclavos negros se comprometió a someter a los guajiros y a fundar varios pueblos en lugares estratégicos de la península como Bahía Honda, Pedraza y el Cerro de la Teta.

Antonio de Arebalo le funda de nuevo entre 1772 y 1776 junto con San José de Bahía Honda, Santa Ana de Sabana del Valle y San Bartolomé de Sinamaica como parte de la pacificación militar que siguió al alzamiento general wayuu de 1769, pero antes de finalizar ese siglo la Villa ya había sido destruida por los indígenas de la península.Pedraza figura en los mapas de Arebalo al costado izquierdo de la antigua vía a Maracaibo probablemente a orillas de la Quebrada de Pedraza llamada actualmente por los wayuu arroyo Ushulu. La progenitora de Padilla se llamaba Josefa López Deluquez apellidos presentes hoy en los asentamientos indígenas de la zona.

Ningún arqueólogo o historiador ha intentado localizar sobre el terreno los vestigios materiales de esta villa que hacia parte de la jurisdicción de Riohacha. La Expedición Padilla que ha propiciado en buena hora el hermanamiento administrativo entre Cartagena y Riohacha, dos ciudades unidas por la literatura, la navegación y la historia, podría estimular el interés común de ambas entidades, sus instituciones académicas y la Armada Nacional por emprender un proyecto de arqueología colonial que permita ubicarla y convertirla en un sitio de interés cultural e histórico.

La figura de Padilla ha sido silenciada por la historia oficial, pero perdura de manera fragmentaria en la memoria colectiva afrocolombiana e indígena como en aquel olvidado poema del escritor wayuu Glicerio Pana que lamenta su injusta muerte: “Caíste como  león herido/ Por la cruel malignidad de tus rivales /Que urdieron contra ti cargos fatales/Para darte un cadalso inmerecido

Por Weildler Guerra C.

domingo, 18 de septiembre de 2011

El camino de Jerusalén | El Heraldo

El camino de Jerusalén El Heraldo

Un tema que ha preocupado a los historiadores del comercio ilícito en nuestro país ha sido el de la existencia del llamado camino de Jerusalén.

Fue el religioso español Antonio Julián en su obra La perla de América (1787) uno de los primeros en emplear la expresión vía de Jerusalén para referirse a los intrincados senderos del trato irregular entre esas islas y el Virreinato de la Nueva Granada.
Se lamentaba el cronista del aprovechamiento comercial que los extranjeros hacían de los recursos naturales americanos como de la introducción fraudulenta de gran variedad de géneros: “por diversos puertos, se llevan el palo del Brasil, y en gran copia: las perlas, los oros, los cueros, los algodones, los caballos aguilillas, zurrones de cacao, y lo que pueden lograr a trueque de sus géneros”. Pero, ¿existió realmente el camino de Jerusalén?

La caída de la isla de Curazao en manos de los holandeses en 1636 tuvo importantes repercusiones económicas y políticas para los habitantes de algunas zonas de lo que hoy llamamos el Caribe colombiano. La comunidad judía de Curazao arribó a esta isla durante la primera mitad del siglo XVII. Las primeras familias provenían de Portugal, Holanda y Brasil entre los que figuraban apellidos como Cohen y da Costa. En 1674 construyeron la primera de cuatro sinagogas en la ciudad y en 1659, con la llegada de la segunda oleada de colonos judíos, el cementerio Beth Haim uno de los primeros cementerios judíos en el Nuevo Mundo.
Estas familias huían de la persecución de la inquisición y probaron suerte primero con las actividades agrícolas pero optaron posteriormente por actividades económicas más rentables como el comercio, la banca y el transporte naviero. Prontamente establecieron vínculos de comercio con los pobladores de las costas sudamericanas.

Algunos autores consideran que existía un circuito llamado el camino de Jerusalén que efectivamente partía desde las posesiones holandesas hasta los puertos guajiros más activos: Bahía Honda, Tucacas y La Cruz continuaba hasta el Valle de Upar y luego seguía el curso de las riberas del Río Cesar hasta el llamado Paso del Adelantado y continuaba desde allí hasta la Villa de Mompox que actuaría como un centro de distribución de esas mercaderías hacia las provincias del reino.

Es posible, sin embargo, que el llamado camino de Jerusalén no se tratase de una ruta específica sino que tuviese una marcada connotación metafórica y aludiese simplemente a los intrincados vericuetos de la clandestinidad y la corrupción durante la época colonial.
Quizás algunos estudiosos persistan en la tarea de encontrar fuentes documentales que confirmen la naturaleza real o simbólica de esta ruta del comercio ilícito. No obstante, es pertinente preguntarse ¿por qué los nexos comerciales entre los habitantes de las Antillas Holandesas y algunas áreas del caribe continental como la Guajira mantuvieron la vía de la clandestinidad aun después de haber desaparecido el orden colonial español?

Una explicación la aporta la historiadora Muriel Laurent quien afirma que cuando grupos humanos disponen de bienes intercambiables con amplia demanda en el exterior y poseen una posición geográfica propicia pueden, gracias al intercambio, obtener la satisfacción recíproca de sus necesidades de consumo. Si la legislación impide el intercambio, pero tiene limitaciones para ser cumplida, la ilegalidad se desarrolla inevitablemente.

Por Weildler Guerra C.
wilderguerra@gmail.com

viernes, 26 de agosto de 2011

El hijo wayuu de Josephine Baker

 El hijo wayuu de Josephine Baker

de Weildler Guerra Curvelo, el jueves, 18 de agosto de 2011, 21:02
 
Weildler Guerra Curvelo     

El mundo recuerda a la bailarina franco norteamericana Josephine Baker por su  talento artístico y su exótica belleza. Esta mujer que en los años veinte del siglo pasado arribó a Europa como una tormenta de sensualidad y ritmo fue en sus días de esplendor quizás la mujer más fotografiada en el mundo. Fue también una decidida luchadora contra la discriminación racial.  Nuestro interés por la figura de Josephine Baker y su relación con el mundo guajiro surgió inesperadamente en 1992 durante un homenaje al prestigioso etnólogo francés Michel Perrin en Riohacha. Mientras un grupo de amigos departíamos con este curtido y admirado investigador preguntándole acerca de su obra etnológica, en un momento de exaltación festiva Perrin nos sorprendió diciéndonos ¿sabían que Josephine Baker tuvo un hijo wayuu?   

La inclinación  de la bailarina por la convivencia de niños de distintas culturas nació de su experiencia como víctima de la discriminación. Su madre descendía de indios apalaches y negros esclavos de Carolina del Sur, en tanto que su padre tenía sangre española y africana. Siendo una adolescente en St Louis, Missouri, su ciudad natal limpiaba casas y cuidaba niños de ricas familias blancas cuyos padres le advertían antes de salir que se abstuviese de besar al bebé. Fue discriminada aun siendo famosa en 1936 cuando realizó una gira por su país de origen ante una audiencia que no admitía el hecho de que una mujer de color pudiese tener reconocimiento, sofisticación y poder.  

Dispuesta a probar que los prejuicios raciales eran aprendidos Josephine se propuso  adoptar  a doce niños de diversos países a los cuales llamó La Tribu del Arco Iris. Ella afirmaba que los niños de diferentes etnicidades y religiones podían crecer como hermanos. Entre esos niños quiso que hubiese uno que representase la autoctonía venezolana. Según narra Marcelo Morán en su artículo Josephine Baker y mi prima, aquella había llegado en los años cincuenta hasta Campo Mara, para entonces una comunidad rural situada al norte de Maracaibo. Baker estaba dispuesta a adoptar a Gladis, una niña wayuu hija de Rubia Polanco. Acompañada de una asesora indigenista del Consejo Venezolano del Niño había cumplido con todos los trámites de adopción y cuando ya se despedían desde el vehículo la madre de la niña se arrepintió de su decisión y llorando la tomó en sus brazos y decidió no entregarla a esa alta, morena y elegantísima extraña. Josephine conmovida abrazó a la madre indígena pero insistió en su idea y en la población de Paraguaipoa encontró a un niño wayuu llamado Ma'ara al que se llevó a vivir a Francia en su famoso castillo de Les Milandes.

¿Cuál fue la suerte de Ma'ara el hijo wayuu de Josephine Baker? Se sabe que esta pagaba costosos maestros particulares y que el ambiente hogareño incluía la presencia de destacadas figuras del arte y la literatura de Europa. Según Perrin de todos los vástagos de Josephine aquel fue el único que le hizo derramar abundantes  lágrimas. Ma''ara, cuyo nombre en lengua wayuu significa cascabel, sentía una extraña fascinación por el lujo malevo de los garitos, las armas y los ambientes sórdidos en los que no se había desenvuelto. Poco o nada se sabe hoy de su suerte. Josephine Baker murió de un derrame cerebral en 1975 y fue enterrada con honores militares en Paris. Más de veinte mil personas aompañaron su cuerpo en nombre de una Francia agradecida cuyo corazón había  latido tanas veces junto al suyo.


wilderguerra@gmail.com