domingo, 2 de septiembre de 2012

La crisis de la gasolina en la frontera

 

 
El acceso al combustible se ha convertido en uno de los principales temas en la agenda de los ciudadanos y una nueva fuente de tareas para los gobiernos locales en zonas de frontera. El contrabando de gasolina en estas zonas nace de la abismal diferencia de precios de este elemento entre Colombia y Venezuela y la incapacidad del Gobierno de Colombia de controlar los 1229 kilómetros de línea fronteriza, 249 del departamento de La Guajira, 154 del Cesar, 421 de Norte de Santander y 396 de Arauca.

Alrededor de este comercio surgió la figura de los “pimpineros” : expendedores minoristas del combustible presentes en los caminos y andenes que van desde Maicao hasta Arauca. Algunos de estos “pimpineros” se han organizado en cooperativas para formalizar su actividad económica y entrar en acuerdos con el gobierno. Muchos de ellos, alegando el derecho al trabajo, buscan sinceramente formalizar su actividad. Sin embargo, es notorio también que en la sombra se encuentran grupos poderosos que operan por fuera de las leyes comerciales, dotados de un vasto poder económico y una extraordinaria capacidad de extracción, acaparamiento y coerción. Ellos pretenden regular el precio del combustible de acuerdo con sus inescrutables intereses.

En el caso de La Guajira solo el 30 % del combustible que proviene legalmente de Venezuela corresponde a gasolina pues el otro 70 % es ACPM. Durante la última década la mayoría de los ciudadanos se abastecía de los pimpineros que disponían de combustible introducido ilegalmente y, en consecuencia, ofrecían un precio menor que el de las estaciones de gasolina. Estas viendo disminuir sus clientes reorganizaron su mercado y empezaron a demandar más ACPM para un nuevo tipo de clientes. Debido a un mayor control de las autoridades venezolanas sobre el contrabando de extracción los “pimpineros” no disponen hoy de los volúmenes de combustible que manejaron en tiempos pasados. La crisis se disparó y los consumidores han vuelto a golpear las puertas de las estaciones de servicio que alegan no disponer de gasolina. No faltan ciudadanos suspicaces que consideran que algunas estaciones revenden el combustible a los “pímpineros” y que ello ha llevado a la espiral de precios que se vive actualmente en el departamento. Otros se preguntan ¿quién ampara a los vehículos cisternas que llenos de combustible marchan hacia el interior del país?


Los acuerdos entre ambos gobiernos establecen que el cupo autorizado para La Guajira es de 3.042.000 galones de combustible venezolano anuales pero solo ingresan efectivamente 2.000.000 de galones. Según Rosario Henríquez, directiva de Ayatawacoop la cooperativa indígena de los comerciantes de combustible, no es necesario exigir el aumento del cupo establecido pues bastaría que se suministrase por parte del hermano país el millón de galones restantes para superar la crisis. Otros ciudadanos proponen utilizar en kos automotores gas natural vehicular . A pesar de que el gas natural es un recurso abundante en La Guajira no hay en su territorio programas de conversión de vehículos ni estaciones que ofrezcan ese servicio que expandido al transporte público de pasajeros implicaría un gran ahorro para la nación y tendría impactos positivos en la calidad del aire. Una fórmula novedosa es la que lleva adelantada el alcalde de Cúcuta quien está alentando a la empresa estatal venezolana PDVSA para que adquiera unas veinte estaciones de servicio en la capital nortesantandereana. Con ello se amplíaría la oferta de empleos, se garantiza el suministro de combustible sin especulaciones ni acaparamientos y se le quita una fuente de extorsión y de financiamiento a las bandas criminales.

Quizás las tres propuestas no sean excluyentes y la salida definitiva a la crisis de la gasolina en las zonas de frontera este en su armónica y complementaria combinación.

wilderguerra@gmail.com




No hay comentarios:

Publicar un comentario