miércoles, 18 de julio de 2012

La encrucijada del Cauca

Los recientes enfrentamientos armados ocurridos en el Cauca han obligado a los colombianos a encarar una visión más realista de la guerra.

Las escenas que mostraron a grupos de insurgentes colocando retenes a menos de un kilómetro del área urbana de Toribío en donde el Presidente de la República se reunía a esa hora con los ministros y las autoridades locales, impactaron el ánimo de la mayoría de los colombianos.

La posterior noticia de la caída de un avión de la Fuerza Aérea que participaba en las operaciones agravó esa impresión y en muchos ciudadanos quedó la sensación de que en esa parte del país de no darse cambios significativos en la forma de conducir las acciones en materia social, política y militar, tendremos conflicto para rato.

Y es que el territorio del Cauca presenta unas singularidades históricas, geográficas, económicas y culturales. Por sus cordilleras han pasado numerosos ejércitos. Importantes contiendas de nuestras guerras civiles tuvieron esas tierras como escenario. Con una extensión de 29.308 km2, el Cauca se extiende sobre las regiones Andina y Pacífica. Gran parte de su población es indígena o afrocolombiana. Su economía es principalmente agropecuaria y la huella de la historia de las haciendas coloniales refleja profundas desigualdades sociales. A su vez esto ha propiciado fuertes movimientos comunitarios y la resistencia civil de sus habitantes contra toda forma de injusticia y autoritarismo.

Para las Farc el Cauca es un corredor vital hacia el Pacífico y un prometedor laboratorio de guerra. Las tácticas contrairsungentes, exitosas en otras partes del país, fracasan en sus escarpadas montañas. Su quebrada topografía dificulta el accionar del Ejército con sus helicópteros y aviones de combate. El principal escollo del Ejército ha sido que no ha podido ganarse el apoyo de la población civil, especialmente de los indígenas. Años de violencia, discriminación, paramilitarismo y exclusión social han erosionado la legitimidad del Estado ante unas agrupaciones humanas cansadas de una guerra estéril y prolongada que no es vista como un remedio para salir a un nuevo orden social sino como una enfermedad crónica que solo produce dolor y muertes injustificadas.

Las Farc tampoco cuentan con ese apoyo. Una cosa son los discursos y manifiestos de sus comandantes y otras las crueles actuaciones de sus jefes de frente y de sus milicianos contra la población amerindia.
En una carta de las autoridades indígenas del Cauca al comandante Timochenko le dicen con firmeza “No estamos en orillas diferentes de un mismo río. En realidad estamos en dos ríos distintos; puede que ambos desemboquen en el mismo mar, pero pensamos que el de ustedes difícilmente llegará al de un país más justo”.

El gobierno se halla hoy en una encrucijada. Por un lado no ha podido garantizar la seguridad de la población civil ni de sus propias tropas aumentando la presencia militar en el Cauca mientras las comunidades nativas exigen impacientes el retiro de todos los actores armados incluido eld el as tropas oficiales, por el otro, si se retira de los resguardos esto podría ser interpretado por algunos sectores como una claudicación ante las Farc.Ha optado pro no retirarse y esto aumentarà las fricciones con las autoridades indigenas.  La exigencia de los nativos no es totalmente arbitraria, como lo señalan algunos medios de comunicación colombianos que satanizan a los nativos, el articulo 30  de la Declaración Universal sobre Pueblos Indígenas de Naciones Unidas  dice que  "No se desarrollarán actividades militares en las tierras o territorios de los pueblos indígenas, a menos que lo justifique una razón de interés público pertinente o que se haya acordado libremente con los pueblos indígenas interesados, o que éstos lo hayan solicitado"

Como le han dicho los indígenas a la guerrilla “estamos en desacuerdo con la necesidad y utilidad actuales de la guerra. Eso no cambia el hecho de que entendemos las causas del conflicto y las razones para su persistencia; pero es claro que hacer la guerra no es un mero resultado de las condiciones socio-económicas, sino que es el resultado de una decisión política”.

Es hora de acciones imaginativas quizás en unos simples bastones cargados de historias y de símbolos podría estar la salida a este inútil y sangriento conflicto.

Por Weilder Guerra C.
wilderguerra@gmail.com




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