Buscando la villa de Pedraza
La travesía de la Expedición Padilla por el Caribe colombiano llegó el dos de octubre en la capital guajira a su punto culminante. En la tierra natal de este gran marino y ciudadano se realizaron diversos actos conmemorativos en el día en que se cumplieron ciento ochenta y tres años de su despiadado fusilamiento. Uno de los objetivos de la Expedición es el de exaltar la vida y obra del general de división José Padilla López por sus aportes a la República y aprender de sus lecciones. Padilla - ha dicho la historiadora Aline Helg - es parte de esas figuras militares que se habían distinguido en los campos de batalla, negros, indios, mestizos, zambos y mulatos que fueron marginados por la misma república que habían ayudado a establecer. Padilla simboliza mejor que nadie en Colombia, según ella, este proceso de ascensión en la guerra y frustración en la paz.
Sobre su origen persisten vacíos e interrogantes que han inquietado a sus biógrafos, uno de ellos es el de la precisa localización de su lugar de nacimiento. Casi todos los autores coinciden en que nació en Villa de Pedraza en 1784, si nos atenemos a su propia declaración en el brevísimo proceso que culminó con su muerte en 1828 cuando afirmó ante sus interrogadores tener cuarenta y cuatro años y ser natural de Riohacha.
Pedraza, situada en el camino que conducía de aquella ciudad a Maracaibo, era parte de los poblados dirigidos a proteger esa importante vía y a controlar los intermitentes alzamientos indígenas. Fue fundada por primera vez por Manso de Contreras, gobernador de Santa Marta en 1594. Vuelve a aparecer como parte del proyecto de Bernardo Ruiz de Noriega a mediados del siglo XVIII quien, a cambio de obtener licencias para importar esclavos negros se comprometió a someter a los guajiros y a fundar varios pueblos en lugares estratégicos de la península como Bahía Honda, Pedraza y el Cerro de la Teta.
Antonio de Arebalo le funda de nuevo entre 1772 y 1776 junto con San José de Bahía Honda, Santa Ana de Sabana del Valle y San Bartolomé de Sinamaica como parte de la pacificación militar que siguió al alzamiento general wayuu de 1769, pero antes de finalizar ese siglo la Villa ya había sido destruida por los indígenas de la península.Pedraza figura en los mapas de Arebalo al costado izquierdo de la antigua vía a Maracaibo probablemente a orillas de la Quebrada de Pedraza llamada actualmente por los wayuu arroyo Ushulu. La progenitora de Padilla se llamaba Josefa López Deluquez apellidos presentes hoy en los asentamientos indígenas de la zona.
Ningún arqueólogo o historiador ha intentado localizar sobre el terreno los vestigios materiales de esta villa que hacia parte de la jurisdicción de Riohacha. La Expedición Padilla que ha propiciado en buena hora el hermanamiento administrativo entre Cartagena y Riohacha, dos ciudades unidas por la literatura, la navegación y la historia, podría estimular el interés común de ambas entidades, sus instituciones académicas y la Armada Nacional por emprender un proyecto de arqueología colonial que permita ubicarla y convertirla en un sitio de interés cultural e histórico.
La figura de Padilla ha sido silenciada por la historia oficial, pero perdura de manera fragmentaria en la memoria colectiva afrocolombiana e indígena como en aquel olvidado poema del escritor wayuu Glicerio Pana que lamenta su injusta muerte: “Caíste como león herido/ Por la cruel malignidad de tus rivales /Que urdieron contra ti cargos fatales/Para darte un cadalso inmerecido”
Por Weildler Guerra C.
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