domingo, 30 de octubre de 2011

Los restaurantes y nuestra cocina regional

Un destacado investigador colombiano, amplio conocedor de la historia y la cultura del Caribe, contaba que habiendo llegado desde Bogotá a Sincelejo para participar en un evento académico quiso deleitarse con un plato representativo de la cocina local y pidió en el restaurante del hotel en el que se alojaba un añorado mote de queso.La fulminante mirada desaprobadora del mesero y su enérgica negativa le hicieron sentir como si hubiese dicho una obscenidad.

¿Sienten vergüenza los dueños de restaurantes de nuestras cocinas regionales?

Afirma el chef Andrés Ugaz, fundador del Centro de Cocinas Regionales en el Perú, que un restaurante turístico justamente recibe ese nombre porque en su carta se encuentran platos representativos del lugar.
La cocina, considera el peruano, es una de las pocas manifestaciones culturales que ha logrado mantener el orden territorial natural en nuestros países desde los insumos y productos que delinean territorios.
Sin embargo, en muchas de las capitales departamentales del Caribe colombiano es difícil encontrar platos locales en las cartas de los restaurantes aun en aquellas ciudades como Riohacha que han gozado históricamente de un variado y extenso recetario local.Cuando recibimos invitados interesados en degustar los sabores regionales las poco imaginativas cartas ofrecen solo un convencional y repetido conjunto de platos de la cocina internacional que carecen de toda sorpresa para el visitante interesado en expandir su experiencia gustativa. Con ello acercamos lo lejano pero también alejamos lo cercano.

La cultura culinaria supervive principalmente en los hogares y los modestos puestos de cocina popular. Sin embargo, los dueños de estos últimos en muchos casos no son conscientes del inmenso valor patrimonial de sus preparaciones por lo que queriendo mejorar alteran la gramática tradicional de su propia comida creando combinaciones heréticas para nuestras abuelas. Ellos requieren apoyo especialmente en capacitación, otorgamiento de pequeños crédito y acompañamiento institucional.
Promover la valoración de nuestras cocinas regionales es tarea urgente de académicos, dueños de restaurantes y puestos de cocina, portadores de la tradición culinaria, funcionarios vinculados con el sector, entidades financieras y consumidores.Por ello en Riohacha el Banco de la República y la Cámara de Comercio de la Guajira realizarán el próximo tres de noviembre el I Simposio La cocina importa cuya conferencia inaugural estará a cargo de Hernando Torres-Fernández Ministro Consejero de Asuntos Culturales de la embajada del Perú en Colombia quien hablará del gran salto de la cocina peruana.

Este evento contará además con la presencia de reconocidas autoridades en el tema como Lacides Moreno, Esther Sánchez y María José Yances. El simposio se cerrará con un concurso de arroz de chorizo por ser un plato emblemático de la cocina guajira tradicional y que se encuentra en riesgo ante el avance desaforado de las hamburguesas y las salchipapas.

El reto consiste en preservar una cocina con identidad pero con capacidad creadora. Por ello el Simposio deberá consolidarse y realizarse anualmente en la capital guajira. Como ha escrito el antropólogo Sideny Mintz “una cocina no puede existir a menos que cuente con una comunidad que prepare su platos, los coma, opine sobre ellos y sostenga diálogos en torno a estas opiniones”.

Por Weildler Guerra Curvelo
wilderguerra@gmail.com


Los restaurantes y nuestra cocina regional | El Heraldo

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domingo, 16 de octubre de 2011

CASO QUE AUN PERMANECE ABIERTO

Weildler Guerra Curvelo

Con gran despliegue publicitario una de las grandes cadenas de televisión colombiana anuncia la llegada al país del programa  Caso Cerrado producido por la cadena Telemundo. Conducido por la cubana Ana Maria Polo  el formato de Caso Cerrado es similar al de otros “talk shows” hispanoamericanos dirigidos a un público con escasa formación. Con el ánimo de impartir justicia se presentan ante su estrado diversas situaciones  de la vida real que con frecuencia incluyen querellas intrafamiliares, malformaciones físicas, abusos sexuales y, en general, una diversidad de dramas sociales que atraen la innata curiosidad del televidente  por las desgracias ajenas. En ocasiones tales casos son presentados bajo la forma de periodismo investigativo pero en la práctica se acercan más a un modelo ampliamente extendido de voyerismo y entretenimiento morboso.

Un arquetipo extensamente conocido de estos  programas es el de la peruana Laura Bozzo conocido como Laura en América. Este contemplaba diariamente una  prolongada inmersión  en las profundidades de las degradaciones humanas presentando casos donde se denigraba a las personas presentándoles como acosadoras, violadoras e incestuosas.  Quienes participaban en tal farsa obtenían a cambio incentivos económicos. La indignación en el Perú fue tal que su programa televisivo fue considerado casi de manera unánime como una vergüenza nacional. Pero la propia vida de Laura se parecía a una de sus emisiones  ya que en el año 2002 fue encarcelada por haber estado al servicio del régimen dictatorial  de Alberto Fujimori. Rechazado enérgicamente en España y Ecuador su programa fue suspendido en Chile en donde  la Comisión Nacional de Televisión consideró que afectaba la dignidad humana por la vía de la humillación.

Y ahora llega a Colombia Caso Cerrado que ya estuvo en el pasado con escasa audiencia. Este   se presenta como un programa basado en hechos reales cuidadosamente investigados antes de ser presentados a los televidentes. Ello no es cierto. La mayor parte de sus programas son montajes y en varias ocasiones el público hispanoamericano ha detectado en ellos a reconocidos  actores profesionales. Para corroborar lo anterior solo es necesario recordar el vergonzoso suceso ocurrido el año pasado entre los responsables de Caso Cerrado y los miembros del pueblo wayuu.            

Pagando varios miles de dólares a un puñado de colombianos necesitados de ingresos, les  colocaron atuendos indígenas e hicieron un montaje denigrante sobre esta cultura amerindia. Para atraer el morbo de sus espectadores aseveraron que los wayuu practicaban la mutilación genital femenina a sus niñas. Las actrices  aseguraron ser indígenas que habían sido víctimas de tal práctica en su infancia. La experta en cultura wayuu que llevaron al escenario resultó ser una fotógrafa de Valledupar, el palabrero una especie de chaman apache. El programa fue visto por millones de personas que enviaron  incontables   mensajes en contra del pueblo wayuu. Las fundaciones  que adelantaban programas  en favor de la niñez indígena sufrieron el retiro de sus habituales donantes. Ni la cadena Telemundo, ni los responsables de Caso Cerrado, ni la presentadora Ana Maria Polo ofrecieron la menor disculpa a los funcionarios consulares colombianos o a las autoridades tradicionales  indígenas.  Hasta hoy no han rectificado su infame afirmación y mientras sea así seguirá abierto.

Su llegada se anuncia   con gran despliegue como si fuesen heraldos de la civilización pero en realidad estos programas forman parte de algo que puede ser llamado las cloacas de la entretención.
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wilderguerra@gmail.com

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Caso que aún sigue abierto | El Heraldo

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jueves, 13 de octubre de 2011

Weildler Guerra: Buscando la villa de Pedraza | El Heraldo#.TonQyoX...

  Buscando la villa de Pedraza 

La travesía de la Expedición Padilla por el Caribe colombiano llegó el dos de octubre en  la capital guajira a su punto culminante. En la tierra natal de este gran marino y ciudadano se realizaron diversos actos conmemorativos en el día en que se cumplieron ciento ochenta y tres años de su despiadado fusilamiento. Uno de los objetivos de la Expedición es el de exaltar la vida y obra del general de división José Padilla López por sus aportes a la República y aprender de sus lecciones. Padilla - ha dicho la historiadora Aline Helg - es parte de esas figuras militares que se habían distinguido en los campos de batalla, negros, indios, mestizos, zambos y mulatos que fueron marginados por la misma república que habían ayudado a establecer. Padilla simboliza mejor que nadie en Colombia, según ella, este proceso de ascensión en la guerra y frustración en la paz.

Sobre su origen persisten vacíos e interrogantes que han inquietado a sus biógrafos, uno de ellos es el de la precisa localización de su lugar de nacimiento. Casi todos los autores coinciden en que nació en Villa de Pedraza en 1784, si nos atenemos a su propia declaración en el brevísimo proceso que culminó con su muerte en 1828 cuando afirmó ante sus interrogadores tener cuarenta y cuatro años y ser natural de Riohacha.

Pedraza, situada en el camino que conducía de aquella ciudad a Maracaibo, era parte de los poblados dirigidos a proteger esa importante vía y a controlar los intermitentes alzamientos indígenas. Fue fundada por primera vez por Manso de Contreras, gobernador de Santa Marta en 1594. Vuelve a aparecer como parte del proyecto de Bernardo Ruiz de Noriega a mediados del siglo XVIII quien, a cambio de obtener licencias para importar esclavos negros se comprometió a someter a los guajiros y a fundar varios pueblos en lugares estratégicos de la península como Bahía Honda, Pedraza y el Cerro de la Teta.

Antonio de Arebalo le funda de nuevo entre 1772 y 1776 junto con San José de Bahía Honda, Santa Ana de Sabana del Valle y San Bartolomé de Sinamaica como parte de la pacificación militar que siguió al alzamiento general wayuu de 1769, pero antes de finalizar ese siglo la Villa ya había sido destruida por los indígenas de la península.Pedraza figura en los mapas de Arebalo al costado izquierdo de la antigua vía a Maracaibo probablemente a orillas de la Quebrada de Pedraza llamada actualmente por los wayuu arroyo Ushulu. La progenitora de Padilla se llamaba Josefa López Deluquez apellidos presentes hoy en los asentamientos indígenas de la zona.

Ningún arqueólogo o historiador ha intentado localizar sobre el terreno los vestigios materiales de esta villa que hacia parte de la jurisdicción de Riohacha. La Expedición Padilla que ha propiciado en buena hora el hermanamiento administrativo entre Cartagena y Riohacha, dos ciudades unidas por la literatura, la navegación y la historia, podría estimular el interés común de ambas entidades, sus instituciones académicas y la Armada Nacional por emprender un proyecto de arqueología colonial que permita ubicarla y convertirla en un sitio de interés cultural e histórico.

La figura de Padilla ha sido silenciada por la historia oficial, pero perdura de manera fragmentaria en la memoria colectiva afrocolombiana e indígena como en aquel olvidado poema del escritor wayuu Glicerio Pana que lamenta su injusta muerte: “Caíste como  león herido/ Por la cruel malignidad de tus rivales /Que urdieron contra ti cargos fatales/Para darte un cadalso inmerecido

Por Weildler Guerra C.