domingo, 27 de diciembre de 2015

El regalo de Dorila



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El regalo de Dorila
He recibido la visita de Dorila Echeto la más grande ceramista que existe entre los wayuu. Ha venido de su casa en la Guajira venezolana esta mujer sabia y sensible a hablarles a los niños indígenas de las posibilidades creativas de la cerámica, del carácter animado de este material y del respeto que nos merece. Nos ha dejado de regalo en esta navidad una muñeca de barro llamada wayunkeera que he puesto en el jardín. Ella me ha dicho que en el mismo momento en que creamos una figura esta empieza a ser una entidad dotada de espiritualidad, quizás, me atrevo a pensar, como el Adán del que nos habla la Biblia o el Golem al que se refiere Borges.
La forma que tiene Dorila de relacionarse con otros seres, que el pensamiento occidental considera inanimados, nos hace evocar el animismo. Los animistas son personas que reconocen que el mundo está lleno de personas, algunas de las cuales son humanas y otras no. Ellos consideran que la vida es siempre vivida en una compleja interrelación con otras formas vivientes y una buena persona es aquella que mantiene una relación respetuosa con otras personas en las que incluye a seres no humanos como plantas, animales, cerros, rocas, astros o vientos. Los pueblos indígenas de la Sierra Nevada, por ejemplo, no consideran a todas las piedras de los ríos como seres inanimados. Al cruzar el cauce de un rio ellos pueden hacer una lectura de la distribución de las piedras utilizando metáforas occidentales para hablar de algunas piedras capitanes, sargentos y cabos, según las jerarquías de estas en el agua y el grado de energía que les atribuyen. Los niños indígenas aprenden esto de sus mayores y lo ponen en práctica en su interrelación con el entorno. Luego cuando van a la escuela pierden las pruebas escolares cuando clasifican a las piedras entre los seres animados.
Las rocas son vistas usualmente como seres no sintientes. Cuando nos referimos a alguien insensible decimos que tiene el corazón tan duro como una roca. En este caso lo humano es contaminado y degradado por la roca que drena en el toda sensación y vitalidad, afirma Kellie Robinson en una estimulante disertación llamada Exemplary Rocks. En el medioevo se investía a algunas rocas de virtudes reconociéndoles capacidad de movimiento y acción. La magnetita era empleada para probar la fidelidad de las esposas. Se creía que las piedras de coral podrían hacer los campos más fértiles. Algunas eran clasificadas en masculinas y femeninas pues al ser unidas y friccionadas podían inflamarse y producir fuego. Esto servía de ejemplo para los clérigos y los monjes de los monasterios que debían evitar el contacto con las mujeres para no arder y caer en el pecado de la lujuria.
La conversación con Dorila y su singular regalo de navidad evoca la propuesta de Eduardo Kohn de emprender una antropología de la vida que reconozca que esta va más allá de lo biológico como convencionalmente se supone. Una vida que es más que cuerpos y que es cambiada también por las distintas formas en que los humanos vivimos
wilderguerra©©gmail.com

sábado, 12 de diciembre de 2015



Clásicos de la Provincia
La reciente inclusión del vallenato en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco ha generado una cascada de publicaciones acerca de esta expresión musical colombiana y sobre el ámbito geográfico al que se haya asociada. La respetada agencia BBC Mundo afirmó que el origen del vallenato “podría rastrearse hacia más de un siglo atrás, a la provincia colombiana que se conocía como Magdalena Grande y que hoy está dividida en los departamentos de Bolívar, Atlántico y Magdalena”. En algunos medios nacionales se ha hecho alusión a la llamada Provincia de Padilla a la cual le dan ubicaciones contradictorias. Algunos la sitúan en los departamentos de Córdoba, Bolívar y Sucre y otros, menos desatinados, en el sur de La Guajira, en el norte del Cesar y el oriente del Magdalena. Sin la menor intención de entrar a postular una tesis sobre el complejo y heterogéneo origen de esta manifestación, en cuya creación intervienen tanto factores musicales como extra musicales, considero conveniente hacer algunas precisiones históricas y geográficas acerca del llamado Magdalena Grande como de la Provincia de Padilla.
En 1863 se creó el Estado Soberano del Magdalena el que, según la Geografía de Don José Ocampo de 1878, comprendía los departamentos de Santa Marta, PadilIa, con cabecera en Riohacha, Valledupar, cuya cabecera era esa misma ciudad y el Banco cuya cabecera era Aguachica. La jurisdicción de Valledupar abarcaba los pueblos de Chiriguaná, Valencia de Jesus, Chimichágua, La Paz y Porvenir. La de Padilla, además de su capital, comprendía las poblaciones de Camarones, DibulIa, Tomarrazón, Fonseca, Barrancas, San Juan del Cesar y Villanueva. Esta entidad, que corresponde a la antigua provincia o gobernación de Riohacha,tomó su nombre en la república del general José Padilla Lopez, exsenador y libertador durante la independencia de gran parte del Caribe colombiano. Es en este mismo territorio en donde ocurre el llamado Registro de Padilla en 1904 en el que mediante un inocultable fraude electoral Rafael Reyes obtiene la presidencia de Colombia venciendo mediante esta maniobra ilícita al general cartagenero Joaquín F Velez.
Cuando hoy empleamos el término Magdalena Grande comúnmente nos referimos al territorio que hoy comprenden los departamentos del Magdalena, el Cesar y La Guajira. Cuando aludimos a la Provincia de Padilla nos referimos a Riohacha y a las poblaciones del sur de La Guajira. El propio García Márquez, cuya progenitora era de Barrancas y sus abuelos maternos eran riohacheros, relata la añoranza de su ancestros por esta comarca: “Estaban en Cataca pero seguían viviendo en la provincia de Padilla, que todavía llamamos la Provincia, sin más datos, como si no hubiera otra en todo el mundo” .Es en esta misma provincia en donde nacen las figuras de Francisco Moscote Guerra, Fruto Peñaranda, Santander Martínez, Luis Pitre, Luis Enrique Martínez, Emiliano Zuleta Baquero, Bolañito, Leandro Díaz, Colacho Mendoza, Poncho y Emiliano Zuleta y Diomedes Díaz entre muchos otros.
De allí provienen también nuevas figuras del vallenato pues las manifestaciones musicales son cambiantes y responden a los retos y estéticas que le plantean los nuevos tiempos. Su salvaguarda debe hacerse preservándoles su capacidad creadora para que esta se mantenga en el tiempo como una expresión viva y no como una bella figura embalsamada . No olvidemos que los rebeldes de hoy, como lo fue Alfredo Gutiérrez en su tiempo, pueden ser el canon musical del mañana.
wilderguerra©gmail.com

Charfi y Bidar: dos miradas al Islam

Después de las brutales matanzas ocurridas en París Francia se ha visto obligada a la derogación temporal de algunos derechos humanos no fundamentales incluidos en la Convención Europea en esta materia. Ello conlleva la ampliación de los poderes policiales y un recorte transitorio de libertades en favor de la seguridad ante la real amenaza que representa el Estado Islámico. Sin embargo, parte importante de esta batalla contra organizaciones armadas como Al-Qaeda, Jabhat Al-Nosra y Daesh puede provenir del propio pensamiento musulmán constantemente afectado por su despiadada violencia.
Es por ello que voces como las del académico tunecino Mohamed Carfi adquieren tanta importancia para entender el surgimiento de estos grupos. En su obra Islam y libertad: el malentendido histórico (2001) Carfi defiende un Islam liberal y de concordia. El mismo que dio origen a una gran civilización en donde distintas comunidades religiosas pudieron cooperar durante siglos de manera armoniosa y fructífera. Todas las religiones se transforman en el tiempo, según este pensador, un ejemplo de ello es el cristianismo actual que poco tiene ver con el que impulsó las cruzadas, creó los tribunales de Inquisición y juzgó a Galileo por sus ideas sobre el universo.
El islam no es una política, es una religión popular y tranquila: en el sentido en que es una respuesta humana a la lacerante cuestión de la vida y la muerte y un medio para calmar la angustia de la existencia. Dios inspiró a Mahoma un mensaje de amor de fraternidad y de paz Este hombre fue perseguido por los suyos y se defendió. Salvo esta defensa su mensaje es un mensaje de paz y de concordia. La mayoría de los gobernantes árabes laicos han adoptado, según él, una modernidad vacilante, asociada al autoritarismo e insuficiente por falta de democracia. La confusión del derecho con la Sharia o ley islámica ha llevado a una petrificación jurídica y jurisprudencial, política y cultural del mundo musulmán a partir de su rigurosa observancia.
El filósofo Abdennour Bidar en su Carta abierta al mundo musulmán se pregunta porque ese monstruo innoble llamado Isis robó la cara del Islam y no otra para justificar sus depravadas acciones. Le reprocha al islam la negativa en reconocer que este monstruo nació de su vientre, de su descuartizamiento entre pasado y presente, de su incapacidad de encontrar su sitio en la civilización humana. Bidar señala la impotencia del mundo musulmán en construir democracias sostenibles en las cuales sea reconocido el derecho fundamental a la libertad de conciencia frente a los dogmas de la religión y se garantice a las mujeres su derecho a la igualdad. El percibe en las comunidades musulmanas del mundo conciencias fuertes y libres pero condenadas a vivir su libertad sin reconocimiento y sometidas a los riesgos y peligros frente al control comunitario y a la policía religiosa. Finalmente, el reafirma su fe en islam diciendo “Islam soy uno de tus hijos. Creo en ti, en tu contribución para hacer de este planeta un lugar más humano y a la vez más espiritual! Salâm, que la paz sea sobre ti”

domingo, 15 de noviembre de 2015


No siempre el mal es banal. Detrás de un monstruo aparente puede haber un monstruo real. Cuando la filósofa judía Hanna Arendt vio a Adolf Eichmann en Jerusalén se sorprendió de la vulgaridad de este, de su inocultable mediocridad que le facilitó llevar, sin el menor remordimiento, a la muerte a millones de seres humanos durante la Segunda Guerra Mundial. En nuestro conflicto colombiano se encuentran algunas tristes figuras que ordenaron la muerte de miles de personas y, en muchos casos, participaron directamente en su tortura y ejecución. Uno de ellos fue Rodrigo Tovar Pupo, quien creció y convivió entre las familias más respetables de Valledupar, su ciudad natal, y luego ordenó sin piedad la tortura y la muerte de sindicalistas, obreros, campesinos, policías, mujeres indígenas, funcionarios judiciales, profesores universitarios y empresarios, algunos de los cuales habían sido sus vecinos y amigos.
Si queremos tener una idea de la gravedad de las acciones de este individuo solo debemos saber que el número de sus víctimas es aproximadamente el mismo de las personas sacrificadas en la masacre de Sebrenica, unos 8000 bosnios, perpetrada en 1995 por el ejército serbio. Pocos paramilitares tuvieron tanto poder en Colombia. Cuarenta actuó en la práctica como el último virrey colonial en el Caribe colombiano. Algunos de los gobernadores del llamado Magdalena Grande se comportaban notoriamente como sus subordinados. Tenía durante esos años el principal organismo de seguridad del país a su total disposición y comandó un ejército privado compuesto por miles de hombres. Su poder empezaba en sur del Cesar y se extendía por todo el Magdalena y La Guajira, continuaba hasta Barranquilla y aún se expandía a algunos sectores de Sucre. Mientras algunos de sus compañeros de armas acampaban en Ralito el siguió segando vidas y extorsionando comerciantes hasta el final de ese cuestionado proceso. Las masacres de El Salado y Bahía .Portete esta asociadas a su nombre
Cuarenta dio auge al término “pelar” como sinónimo de matar. Contaba el familiar de un secuestrado, al oírle hablar por radio en su campamento, que daba instrucciones a sus hombres en todo su imperio y repetía incansablemente esa sombría expresión. Ello significaba la muerte diaria de decenas de personas. Hoy se considera un hombre traicionado por las élites económicas y políticas de Colombia. Está convencido de que el país se halla en deuda con el por haberlo salvado de la amenaza comunista aunque entre sus victimas se encuentran decenas de comerciantes que creían en los derechos de propiedad y en la libertad de mercado. Se considera un héroe. Confunde el genocidio de mujeres y niños indefensos con supuestas batallas heroicas que solo ocurrieron en su tortuosa imaginación. Jamás ha colaborado con la justicia colombiana, jamás ha sentido arrepentimiento por sus atrocidades, jamás ha pedido perdón. Saldrá libre en cinco años.
Rodrigo Tovar no es un hombre dócil como lo fue Eichmann. Es un hombre soberbio que en varias oportunidades desconoció ordenes de sus superiores, dotado con capacidad de iniciativa, imaginativo en la crueldad, un ser inteligente y atormentado que encontró en un conflicto descarrilado el espacio propicio para su depravada creatividad. Él no puede alegar ausencia de pensamiento y capacidad reflexiva. Él ha experimentado la angustia que nos lleva a hacer un balance de nuestra vida y nos permite decidir cómo ésta debe ser vivida. ¿Quién es Jorge Cuarenta? nos preguntamos. Responderemos como Juan Rulfo diciendo “es un rencor vivo” .
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miércoles, 11 de noviembre de 2015

La cocina importa: cocina con identidad

La cocina importa: cocina con identidad
En buena hora se realizan en Colombia dos eventos que buscan fomentar la investigación, la valoración y la salvaguarda de las cocinas tradicionales. En Cali acaba de culminar el primer Encuentro de Cocineros Tradicionales, realizado por el grupo de Investigación: “Fogones y Comunidades” y en Riohacha se inicia el tres de noviembre La cocina importa, un evento que busca estimular la reflexión sobre el valor patrimonial de la cocina guajira y del Caribe. Es de verdad crucial que las cocinas tradicionales colombianas sean estudiadas y promovidas porque actualmente existe un conjunto de factores críticos como: la desconexión entre productos alimenticios y el territorio, el deterioro ambiental y el auge de la comida rápida que ponen en riesgo este patrimonio nacional. Sin embargo, una de las amenazas más extendidas es la poca valoración que se tiene entre los propios colombianos de la cocina tradicional.
Las cocinas tradicionales están vivas en las plazas de mercado, hogares y puestos de cocina. Allí en la mesa familiar o en el mesón popular puede degustarse con sencillez y amplitud. El amplio recetario de las distintas regiones del país refleja su historicidad y heterogeneidad. No obstante, ella está ausente en gran parte de las cartas de los restaurantes del país y parecería que existiese un sentimiento de vergüenza hacia las preparaciones locales. Cuando en una de las telenovelas colombianas se quiere asociar a un personaje con la idea de rusticidad se le pone a comer platos tradicionales de amplia arraigo en sectores rurales o urbanos del país. De esta forma se estigmatiza a un amplio sector de la población y se menosprecian unos conocimientos que comprenden, para dar un ejemplo, el arte de cortar carnes, vegetales o pescados, así como los saberes acercas de las taxonomías y ontologías de ciertas preparaciones que en muchos casos tienen un amplio arraigo en la tradición prehispánica o colonial.
Algunos de nuestros restaurantes tienen una carta monótona. Hace solo unas semanas se quejaba una amiga del interior del país del limitado margen de escogencia que tenía para tomar sus desayunos en el hotel del Caribe en donde se alojaba. Durante las mañanas esperaba del mesero la temida y rutinaria pregunta ¿americano o continental? Irónicamente este establecimiento hotelero se encuentra situado en la península de La Guajira una región caracterizada por un extenso recetario cargado de historia y de símbolos. Recordé los variados desayunos de mi madre que añoraba los huevos revueltos con ostra perlífera de su infancia: huevos con diversos bivalvos como la almeja o el chipichipi, camarón molido con arepa, escabeche de sierra o de pargo, salpicón de diversos pescados, arepuelas de huevo aderezadas con anís, mero guisado, carne cecina desmechada, calentado de arroz de camarón con huevos revueltos, arepas de maíz morado con queso, entre muchas otras preparaciones que de ser adoptadas hubiesen sido un viaje exploratorio para mi amiga visitante a través de sabores que se asentarían gratamente en su memoria.
Debemos valorar nuestras cocinas pues, como dijera el antropólogo Sidney Mintz, estas son reconocidas cuando cuentan con una comunidad que prepare los platos, los coma, opine sobre ellos y sostenga diálogos provechosos en torno a estas opiniones.
wilderguerra@gmail.com

domingo, 18 de octubre de 2015

La perspectiva indígena de la paz en Colombia

http://www.rcinet.ca/es/2015/10/18/la-perspectiva-indigena-de-la-paz-en-colombia/



Indígenas Wayuu
Crédito de la foto: iStockphoto

La perspectiva indígena de la paz en Colombia

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A la presentación del informe final del Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia, ¡Basta Ya! Colombia: Memorias de Guerra y Dignidad, que se hizo recientemente en la Universidad de Toronto, fue invitado el antropólogo colombiano de la comunidad indígena Wayuu, del norte de Colombia,Wieldler Guerra Curvelo, para dictar una conferencia sobre la perspectiva indígena de la paz en Colombia.
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Su presentación llevaba como título “Una perspectiva Indígena de la Paz: su estética y ritual”. El antropólogo Wayuu afirma que los pueblos indígenas en Colombia son los más interesados en que el proceso de paz, actualmente en curso entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, sea un éxito. Para los indígenas colombianos, la salida negociada sería lo ideal para este conflicto histórico que ya pasó del medio siglo.




Mujeres indígenas Wayuu en Riohacha, Guajira, Colombia.
Mujeres indígenas Wayuu en Riohacha, Guajira, Colombia. © Pablo Gómez Barrios

Wieldler Guerra Curvelo afirma justamente, que los pueblos indígenas son anteriores a la República y que su larga trayectoria de conflictos en la época prehispánica, colonial y republicana hace que esa experiencia sea muy útil en el actual proceso de paz en Colombia.  Para los indígenas, el conflicto colombiano además de ser solucionado en términos de documentos, debe ser reafirmado de una forma ritual y estética.
“No basta con llegar a un acuerdo de programas, un acuerdo basado en el logos. La paz tienen también una dimensión emocional que es muy interesante desde lo ritual: que es verse los rostros nuevamente, como hacen los Wayuu cuando arreglan un conflicto. Ellos tienen un procedimiento llamado erraji-rrawa o volverse a mirar en las caras” Weildler Guerra Curvelo, antropólogo e investigador Wayuu.
Para el antropólogo Wayuu, los pueblos indígenas pueden contribuir con una visión muy importante, que es la estética de la paz. La paz debería mirarse como un collar. Si se crea como un sistema ordenado y armónico, la paz será placentera para ambas partes, en la que ambas son ganadores y donde no hay perdedores.
Pablo Gómez Barrios conversó con Weildler Guerra Curvelo

La estética y la ritualidad de la paz

La estética y la ritualidad de la paz

VIERNES, 16 DE OCTUBRE DE 2015

Weildler Guerra Curvelo

Colombia debería contemplar una poética de la reconciliación. Si el proceso de negociación en La Habana se torna irreversible el país debería  abrirse a una estética y una ritualidad de la paz que hasta ahora  no ha sido evidente ni en los diálogos entre las partes ni en el ánimo de los colombianos. A veces trabajamos con nuestros propios objetivos de manera que ignoramos o disminuimos las capacidades de nuestros oponentes para la agencia. Vemos a nuestros adversarios como menos que humanos o cómo demonios, como si no  hiciesen parte de la misma  comunidad nacional. Los conflictos se nutren y se degradan de esa reciproca deshumanización y demonización que lleva a diversos tipos de alienación moral.

El conflicto, no obstante,  está inmerso entre los seres vivos y no se limita a los humanos afirman los palabreros wayuu. No importa la actitud que tengamos hacia otros, ya seamos feroces como las serpientes, mansos como los pájaros o pequeños como las hormigas siempre habrá quien nos ataque .
En momentos cruciales un componente de la ritualidad de la paz es la propia solemnidad verbal y extraverbal que nos permite actuar con la consciencia de que vivimos un momento crucial de nuestro destino diferente a la cotidianidad. En esta podemos dar un lugar a las transacciones mezquinas de la vida diaria. En esas pequeñas contabilidades no hay lugar para lo trascendente ni lo sublime. Sin embargo los grupos humanos pueden encontrarse en un momento ante el inmenso auditorio de la historia y la memoria y allí no hay lugar para las pequeñas tiranías que impone la mezquindad.

Los pueblos indígenas pueden darnos lecciones de ello. Acostumbran las familias wayuu, una vez efectuado un acuerdo de paz,  realizar una reafirmación ritual de esta. A ello se le llama e'rirawaa que significa mirarse al rostro.  Sólo al realizarse el último pago puede considerarse que la fuente de la controversia entre ambos grupos familiares ha sido removida. Para reafirmar la paz  se hacen mutuos regalos y se toman juntos una copa de licor. Esto busca  desterrar  cualquier futura desconfianza y poder encontrarse sin prevenciones en los caminos. Por ello los indígenas asocian la paz con la libertad de andar por los caminos sin temor.

La paz también tiene una estética pues esta  se halla presente  como un principio rector en las extensas transacciones humanas. En consecuencia, la paz deberá ser tan armónica como un delicado collar y tejerse como una preciosa mochila. La cuenta más preciosa de ese collar es la verdad. Entender el sufrimiento del otro es para muchas sociedades un elemento central en la reconciliación y la reparación . Reconocer el sufrimiento causado y evidenciar sincero arrepentimiento, incluyendo una expresión de dolor, es un paso que puede ser tan o más significativo para las víctimas que la magnitud de la pena aplicada. Sin embargo, ello también implica la imposibilidad del olvido, la aplicación de justicia y la apropiación colectiva de ese pasado de inhumanidad para evitar su repetición.

 wilderguerra@gmail.com
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domingo, 20 de septiembre de 2015

Dos indígenas wayuu murieron en ataque del Ejercito venezolano en la Alta Guajira

Dos indígenas wayuu murieron y uno resulto herido en la linea limítrofe cuando el Ejercito venezolano les disparó a las 4 y 30 de la tarde de ayer cerca del vecindario indígena de Winpeshi (Uribia). Los wayuu regresaban de un velorio cuando fueron atacados por los uniformados venezolanos sobre la línea limítrofe entre los dos países . La patrulla estaba integrada por tres soldados venezolanos que huyeron cuando los asistentes al velorio llegaron a auxiliar a las victimas lo que evitó que el número de muertes fuese mayor
Los indígenas asesinados fueron identificados como Henry Iipuana Gonzalez de 28 años de edad.y Elver Ramirez Epieyuu de 27 años En estos momentos oficiales de la Policía Nacional de Colombia investigan los hechos y se encuentran reunidos en el territorio guajiro con familiares de las victimas..Los cuerpos delos indígenas son traslados a Riohacha para practicarles la respectiva necropsia. Los habitantes de esta zona de la Alta Guajira han denunciado las continuas incursiones de uniformados venezolanos al lado colombiano de la península de La Guajira

sábado, 19 de septiembre de 2015

El zult, selce o chel y los circuitos en la cocina del Caribe

El zult, selce o chel y los circuitos en la cocina del Caribe


Weildler Guerra Curvelo

Ver el Caribe a través de los límites arbitrarios de los países es una imperdonable  mutilación. Si trazáramos nuevos mapas a partir de la música, el arte y el comercio    podríamos observarle en movimiento y captar sus históricos flujos, las insospechadas conexiones demográficas y los dinámicos circuitos económicos y culturales de esta extensa región.  Una perspectiva singular  nos la proporciona su heterogénea cocina. De su examen detenido obtendríamos una rica y poco convencional cartografía que explicaría quizás la lógica de algunas rutas comerciales en la colonia, como aquella que los cronistas llamaron  El camino de Jerusalén que conectaba a Holanda y sus islas en el Caribe con las provincias de la Nueva Granada.

Los hondeases penetraron en el siglo XVIII bien directamente o bien a través de los contrabandistas neogranadinos al interior del virreinato. Esa presencia continua en la república a través del comercio con sus posesiones insulares en el Caribe    Las huellas de esa presencia se pueden rastrear en los platos regionales. Uno de esas preparaciones es el “ zult”  consumido extensamente  en Holanda durante la navidad.

Como ocurre con muchos platos del caribe este puede tener diferentes denominaciones en los distintos países que conforman esta vasta región.  El zult es llamado sult en el papiamento de Aruba y Curazao, selce o celse en la región de Coro, en Venezuela. En la península de la Guajira, en Colombia, se le llama chel, probablemente una castellanización de su nombre original. El profesor José Rafael Lovera, una indiscutible autoridad en la historia de la alimentación en el Caribe, le atribuye al Selce coriano un claro origen curazaleño. El chel guajiro  es un encurtido de cabeza de cerdo que  se cuece con ajo y sal y finamente se corta en delgados trozos, se enfrasca durante varios días con vinagre, picante, cebollas y pimienta para luego servirse a temperatura ambiente . Suele consumirse en navidad o en  ocasiones festivas. No se acostumbra servirle como  plato principal y puede emplearse como un entremés. Su sabor es ácido y el grado de picante va en el gusto personal o familiar. En la isla de Aruba se suele consumir con mayor grado de picante que en Colombia y es famoso el que prepara y envasa Jossy Brokke.

El mejor gusto, afirma  David Le Breton, es un prisma cultural proyectado sobre el alimento. Estas recetas, que se conservan en antiguos barrios de marineros, suelen caer en desuso asediadas de manera inclemente por la comida rápida y estandarizada que busca un comensal poco exigente y solitario. La lenta preparación de ellas conlleva pequeños e inolvidables rituales para compartirla. De esta forma  el sabor del mundo, se experimenta ante todo en el goce de alimentarse con comidas cargadas de historia, que nos vinculan a los demás y que nos conectan con otros lugares del Caribe y Europa,, con sociedades cercanas o distantes  con las que hemos estado vinculados en el pasado por antiguos circuitos, por rutas abiertas o clandestinas como el olvidado camino de Jerusalén.

wilderguerra@gmail.com







viernes, 11 de septiembre de 2015

Declaración de la Junta Mayor de Palabreros Wayuu ante la crisis en la frontera

11 de septiembre de 2015 a las 14:36
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A LOS PRESIDENTES DE COLOMBIA Y VENEZUELA

Los miembros del Pueblo wayuu, en nuestra condición de pobladores originarios de la península de La Guajira, dotados de organización social, lengua y sistema normativo propios anteriores a la existencia misma de las jóvenes repúblicas de Colombia y Venezuela, les expresamos, a los Presidentes JUAN MANUEL SANTOS y NICOLÁS MADURO, lo siguiente:

En este territorio peninsular, que es uno solo y forma una red ordenada de lugares y caminos conectados por las huellas de nuestros ancestros, en donde distintas generaciones de  nuestros clanes han abierto senderos para los encuentros multiplicadores de la vida, continuamos hoy con la labor de mantener amplios los horizontes de estos caminos y hacer, en las altas temperaturas de nuestras tierras acogedoras, sombras para la amistad y, de la aridez de la superficie ancestral, huerta de cultivo de la convivencia.

Los wayuu somos el pueblo indígena más numeroso en ambos países y pretendemos ser punto de unión y no de divergencia entre las dos repúblicas, lo que legitima nuestra palabra y otorga autoridad a nuestra postura. Les recordamos, a los Presidentes NICOLÁS MADURO y JUAN MANUEL SANTOS, el inmenso sueño de Bolívar, plasmado en la Carta de Jamaica, de erigir la capital de La Gran Colombia en los confines de los dos países, en uno de los grandes puertos guajiros.

SEÑORES PRESIDENTES: les ofrecemos la milenaria experiencia de nuestros palabreros para la búsqueda de la armonía entre los dos Estados soberanos. Estamos convencidos de que la estética es un principio rector de las transacciones humanas. En consecuencia, el diálogo deberá proponerse, concebirse y tejerse con la aplicación y destreza con que nuestras mujeres tejedoras elaboran una preciosa mochila y ser tan armónico como un delicado collar. No somos ni jueces ni árbitros entre los dos gobiernos, sólo somos mensajeros sencillos, transitorios y solemnes de palabras de paz. La actual situación no beneficia a ninguna de las partes, ustedes como mandatarios concurren en un momento único ante el auditorio de la memoria y de la historia y, en consecuencia, sus gestos y acciones deben estar orientados hacia un horizonte sublime.